¿Qué es una emoción?
Es una forma en que nuestro cuerpo y mente reaccionan para ayudarnos a interpretar y adaptarnos al mundo que nos rodea. Más allá de ser simplemente «sentimientos», las emociones tienen una función esencial en nuestra vida. Nos guían en la toma de decisiones, nos conectan con los demás y nos ayudan a identificar nuestras necesidades. Las emociones son universales: todos los seres humanos las sentimos, aunque cada persona las vive y expresa de manera única.
«La emoción es un proceso psicofisiológico que nos prepara para la acción, tanto en situaciones de amenaza como de oportunidad.» — Antonio Damasio
Las emociones básicas
Estas emociones —miedo, alegría, tristeza y rabia— no solo nos conectan con nuestras experiencias internas, sino que también nos ayudan a interactuar con el mundo que nos rodea.
El miedo
El miedo es una emoción primaria que nos protege del peligro. Nos permite identificar las amenazas que pueden existir alrededor nuestro y reaccionar para mantenernos seguros. En su aspecto saludable, el miedo actúa como un sistema de alarma que nos invita a cuidarnos y a mantenernos prepararnos frente a cualquier posible peligro.
Cuando el miedo se vuelve excesivo o crónico, puede paralizarnos y generarnos ansiedad. Muchas veces tenemos miedos imaginarios y no nos damos cuenta de que los tenemos solo en nuestra mente y que no existen en realidad. Aprender cuál es la diferencia entre los miedos reales y los miedos imaginarios es muy importante para poder mantener un estado de bienestar interno.
La alegría
La alegría es la emoción de la expansión que nos conecta con el disfrute, la gratitud y el bienestar. Es la energía de la alegría la que nos mueve hacia lo que nos da vida y nos permite construir vínculos saludables.
La alegría no es solo el resultado de circunstancias externas, sino que podemos cultivarla. A veces, la encontramos en los pequeños momentos: un encuentro con alguien que amamos, una conversación significativa, un paseo en la naturaleza o la satisfacción de un logro personal, etc.
La tristeza
Es la emoción que nos invita a mirar hacia dentro. Está conectada con la perdida, con el dolor. Es la emoción más común en los duelos, en todos los tipos de duelos.
Es tan importante darle espacio cuando aparece para que pueda cumplir su función de sanarnos. Darle espacio y vivirla no es debilidad, por el contrario, es un acto de amor propio y de aceptación de eso que nos pasa.
La rabia
Esta emoción nos ayuda a defendernos cuando algo es injusto o amenazante y a establecer límites. Es una fuente de energía vital, que bien canalizada nos da fuerza y nos impulsa a tomar acción para protegernos.
Podemos aprender a canalizarla de una forma positiva para nosotros y no dañarnos.
Todas las emociones tienen una función específica y que ninguna es “buena” o “mala” por sí misma. La clave está en reconocerlas, aceptarlas y aprender de ellas.
Un equilibrio emocional implica permitirnos sentir, sin juzgar ni reprimir lo que aparece.