Empiezo por comentarte que las emociones son una parte fundamental de nuestra vida y que todos los seres humanos tenemos emociones. Interpretamos el mundo a través de ellas, reaccionamos ante las situaciones y conectamos con los demás a través de ellas. Sin embargo, cuando no sabemos gestionarlas adecuadamente, pueden convertirse en una fuente de sufrimiento y malestar en nuestra vida.
Las emociones son…
…respuestas psicofisiológicas que experimentamos ante determinados estímulos. Cada emoción implica una combinación de cambios en el cuerpo (ritmo cardíaco, expresión facial, tensión muscular, cambios digestivos, etc.) y en la mente (pensamientos, interpretaciones y creencias).
¿Qué es la gestión emocional?
La gestión emocional es la capacidad de reconocer, comprender y regular nuestras emociones de manera saludable. No significa reprimirlas o ignorarlas, sino aprender a expresarlas adecuadamente y responder a ellas de una manera que nos beneficie. Una buena gestión emocional tiene un impacto positivo en nuestras relaciones interpersonales, reduce el estrés y podemos tomar decisiones más equilibradas.
¿Cómo puedes gestionar las emociones?
Existen diversas estrategias para gestionar nuestras emociones de manera saludable. Lo más importante es querer aprender cómo hacerlo y ponerlo después a la disposición de los otros también.
Antes de todo es reconocer la emoción. Identificar lo que estamos sintiendo es el primer paso. Ponerle nombre a la emoción ayuda a procesarla de manera consciente y aporta mucha más claridad mental.
Todas las emociones son válidas y cumplen una función en nuestra vida. Aceptar las emociones que sientes te lleva a e vitar el malestar que se genera al intentar evitarlas o reprimirlas.
Para poder atenderlas de una forma adecuada, se necesita expresarlas. Hay varias formas saludables de hacer eso, como hablar con alguien de confianza, escribir lo que sientes en una hoja o canalizarlas a través del arte, la música o el ejercicio.
Todos sentimos en ciertos momentos de nuestra vida y de nuestro día a día emociones más fuertes, difícil de gestionar y con una connotación negativa.Una forma de gestión saludable es cuestionar eso que sentimos. ¿Es verdad esto que siento o es mi imaginación? ¿A raíz de qué se generó esta emoción? ¿Qué necesito en este momento para poder vivir lo que siento sin hacerme daño a mi y las personas que me rodean?
Algunas de las muchas técnicas que hay para la regulación emocional, sobre todo esas emociones intensas y poco agradables, son: la respiración consciente y la respiración profunda. Pon atención en cómo es tu respiración en esos momentos. La meditación es una forma de callar la mente y todo el cumulo de pensamientos que se despiertan en los momentos de intensidad emocional. El autocuidado, bajo las formas que a ti te va bien es una manera saludable de regulación emocional.
Llegar aprender a gestionarnos emocionalmente es una habilidad clave para nuestro bienestar. No se trata de evitar sentir, sino de aprender a convivir con lo que sentimos de una manera que nos beneficie. Con práctica y paciencia, podemos mejorar nuestra inteligencia emocional y fortalecer nuestra salud mental. He de recordarnos que el trabajo de mejora que hacemos con nosotros mismos tiene un impacto positivo y favorable en nuestras relaciones.